Se calcula que al menos 433 objetos celestes incluidos en la Tabla de Riesgos de Impacto, los más próximos podrían llegar en menos de lo que nos imaginamos. Existen aun muchos más asteroides de menor tamaño que es casi imposible detectarlos a tiempo, sino hasta cuando ya están demasiado cerca a la Tierra, como el que hoy nos rozará.
En 1995, el profesor Richard P. Binzel creó en el Instituto de Massachusetts la Escala de Turín, cuyo objetivo es medir los riesgos de un impacto contra la Tierra, a través de una fórmula de fácil entendimiento.
La escala estratifica los riesgos en niveles que van de 0 (riesgo nulo) a 10 (“certeza de impacto con catástrofe climática global y amenaza a la civilización, tal como la conocemos”), y se subdivide en colores preventivos, a la manera de semáforo: blanco, verde, amarillo, naranja y rojo, según la amenaza de aproximación.
Cabe destacar que de los 433 objetos que rondan peligrosamente la Tierra, todos, salvo uno, se encuentran en la Zona Blanca, es decir, son asteroides cuya órbita se monta sobre la del planeta, pero con una posibilidad de colisionar es inexistente o tan baja que puede considerarse el riesgo como nulo; o bien se trata de objetos pequeños que se quemarán al ingresar a la atmósfera terrestre (como ocurrió con el asteroide que cayó el 15 de febrero en Rusia).
El único objeto celeste que no está considerado dentro de la Zona Blanca es el asteroide 2007 VK184, de 130 metros de diámetro (es decir, nueve veces más grande que el de Rusia, que al ingresar a la atmósfera explotó en el cielo con la fuerza de una bomba atómica) y que se halla en la Zona Verde de la Escala de Turín, es decir, su aproximación se considera en el rango de lo “normal”, y el riesgo de colisión es tan bajo que no amerita atención gubernamental.
El 2007 VK184 rozará la Tierra hasta el 3 de junio del año 2048 y repetirá en 2053, 2055 y 2057.
Montañas al vuelo
Según las observaciones de la NASA, de los 41 objetos que se aproximarán peligrosamente a la Tierra en lo que resta de este decenio, 12 de ellos son, literalmente, enormes.
El más grande de ellos es el asteroide 2004-BX159, cuya circunferencia es de 1.2 kilómetros (700 veces más grande que el de Rusia), y que el próximo 1 de septiembre de 2014 se acercará al planeta a una velocidad de 65 mil 300 kilómetros por hora.
En 2015, hará su aparición el asteroide 2006-CD, con 211 metros; mientras que en 2016 harán lo propio dos objetos celestes, uno de 110 metros y otro de 574 metros de diámetro.
Para 2017 se prevé la aproximación de otro objeto de 101 metros de diámetro, mientras que para 2018 se espera otro de 250 metros.
Por último, en el año 2020 se espera a los dos últimos gigantes de la década, un asteroide de 679 metros y otro de 894.
Estos son, sin embargo, casos de excepción, ya que de los 433 objetos de la Tabla de Riesgo de Impacto, 344 tienen un diámetro menor a 50 metros, tan pequeños que la fricción con la atmósfera los desitegraría en caso de colisionar.
En la Zona Amarilla cae, también, cualquier objeto con 1% de probabilidad de golpear al planeta, con posibilidades de causar destrucción “local” o “regional”. Según la NASA.
Mientras tanto, a la Zona Naranja pertenecen aquellos asteroides o cometas con un riesgo “serio” de colisión y con potencial para provocar devastación regional, caso en el cual sólo podrían emprenderse acciones de contingencia efectivas si el objeto es descubierto al menos una década antes del impacto con la Tierra.
El impacto de un asteroide "grande" causaría serios problemas
en la Tierra y amenazaría la vida como la conocemos
En esta zona se ubican también los objetos “grandes” que apuntan al planeta, pero de los que no se sabe si pueden causar una “catástrofe global” y, para garantizar una acción efectiva de de contingencia, estos objetos deben ser descubiertos al menos 30 años antes de que choquen contra el planeta.
Por último, en la Zona Roja la Escala de Turín reserva espacio para aquellos objetos sobre los que se tiene absoluta certeza de que golpearán la Tierra, y también de que generarán destrucción a nivel local, regional o global.
Según las estimaciones de la NASA, un asteroide con poder suficiente para causar devastación “local” cae en la Tierra cada 50 años, mientras que uno con capacidad de destrucción “regional” hace su aparición cada 10 mil años.
Además, objetos que al caer puedan provocar un tsunami por impactar una zona costera se registran uno cada mil años, mientras que cada 100 mil años cae en el océano un asteroide con capacidad de causar un gran tsunami.
Obviamente, en la Zona Roja entrarían los objetos que, de golpear la Tierra, provocarían “una catástrofe climática global y amenazarían el futuro de la civilización tal como la conocemos, sin importar si impactan en suelo firme o en el océano”. Este tipo de eventos ocurren uno cada cien mil año… y a veces menos.
APOFIS, el asteroide del Juicio Final
El observatorio espacial Herschel, de la Agencia Espacial Europea (ESA), dirigió sus instrumentos hacia el asteroide Apofis mientras éste se acercó a la Tierra, los pasados 5 y 6 de enero del 2013, y encontraron que la roca espacial es bastante más grande (y también menos reflectante) de lo que se creía. Apofis tiene un diámetro medio de 325 metros y no de 270, como se pensaba hasta ahora. Las siguientes aproximaciones, mucho más cercanas, se producirán en los años 2029 y 2036.
Catalogado con el número 99942, Apofis fue descubierto en 2004. Los primeros cálculos sobre su trayectoria arrojaron entonces hasta un 2,7% de probabilidades de que hiciera impacto contra nosotros en abril de 2029. Un hecho que le valió el apodo de "el asteroide del día del juicio final".
Sin embargo, estudios posteriores rebajaron mucho el riesgo de colisión, aunque determinaron que ese año (2029) el asteroide pasará a sólo 36.000 km de la Tierra, la altura a la que se encuentran nuestros satélites geoestacionarios.