ACTUALIDAD: ASTRONOMIA
LA MAYOR MANCHA SOLAR EN 24 AÑOS GENERA UNA OLA DE ERUPCIONES SIN PRECEDENTES
NASA
Una enorme región del Sol ha emitido en los últimos días una docena de llamaradas, algunas de ellas de máxima potencia, que tienen en vilo a los científicos. Se trata de la mayor mancha solar registrada en 24 años.
La mancha solar denominada AR 2192 es ya la mayor mancha solar activa registrada en 24 años, informa la NASA.
Las llamaradas de clase X son las más intensas en la escala de medición y en los últimos tres días la gigantesca mancha, del tamaño de Júpiter (unos 140.000 kilómetros de diámetro), ha lanzado tres de esta clase.
Además, según indica el portal de la agencia espacial estadounidense, en esa zona tuvo lugar el pasado domingo una erupción calificada como X2, es decir, con el doble de intensidad que las de tipo X. Y ya son seis las erupciones solares X2 que se han registrado desde el 19 de octubre.
La última de estas llamaradas de máxima potencia ha llegado a ocasionar incluso apagones de radio.
Erupciones solares "únicas"
Estas recientes llamaradas solares son únicas, ya que aún no han generado ningún flujo de protones en el espacio cercano a la Tierra ni ha producido eyecciones de masa coronal y, por consiguiente, una tormenta geomagnética en el planeta, afirmaron a RIA Novosti fuentes del Instituto de Geofísica Aplicada de Rusia.
"Somos testigos de un evento único. En el Sol hay un grupo de manchas solares gigantes con campos magnéticos complejos que impiden claramente la salida de protones", señaló un representante del instituto.
En periodos de manchas solares, la Tierra puede ser alcanzada
por grandes emanaciones de "viento Solar"
Grandes Manchas han aparecido en el sol en el pasado:
La única gran tormenta de estas características registrada hasta el momento sucedió en 1859. Dejó buena cuenta de ello el astrónomo Richard Carrington, y por eso se conoce con el sobrenombre de Evento Carrington. El británico de 33 años estaba estudiando un grupo de manchas solares cuando, según relató en un artículo para la Royal Astronomical Society, notó que se formaban encima de las manchas negras dos pequeñas lágrimas blancas. Tan extraño y emocionante era el evento que avisó a alguien para compartir la alegría y, de paso, tener algún testigo. Tardó menos de un minuto, y cuando miró de nuevo por el telescopio, la mancha había vuelto a cambiar de forma. Después, desapareció.
Al día siguiente, antes de amanecer, las auroras boreales que solo suelen suceder en las zonas cercanas a los polos se multiplicaron por todos los puntos del planeta.
Además, las líneas de telégrafo, el principal medio de comunicación de aquella época, se estropearon y algunos operarios sufrieron descargas eléctricas mientras trabajaban. La electricidad inducida por el evento era tan alta en el ambiente que, aunque desconectaran las líneas de telégrafos, estas seguían emitiendo mensajes.
Algo parecido sucedió en 1989 en la ciudad canadiense de Quebec. En marzo, los científicos habían detectado un grupo de manchas solares que habían crecido desproporcionadamente. Poco después empezaron a rugir; durante dos semanas se sucedieron los destellos y se detectaron 36 CME. Como consecuencia, se produjo una repentina subida de corriente que fundió un generador, y la red de suministro se colapsó. Seis millones de personas se quedaron sin electricidad durante horas, y tardaron varios días en volver a la normalidad. Los daños fueron de miles de millones de dólares. Además, “las brújulas se desviaron varios grados, muchos satélites perdieron altura (hasta 800 metros) y un satélite militar no pudo compensar el efecto y empezó a dar volteretas”, explicó el astrónomo Philip Plait.
Actualmente, la cantidad de ondas de radio que llegarían a la Tierra sería tal que los radares quedarían inutilizados, y la radio de onda corta dejaría de funcionar por las alteraciones que sufriría la ionosfera, que es la parte de la atmósfera donde rebotan estas ondas para expandirse por el planeta
El flujo de "viento Solar" puede sobrecargar los cables de alta
tensión de electricidad y fundirlos